Escribe: Belén Rouco (Pasajera Eterna)
«La Cava»
(A José Luis Cabezas)
Vuelven tinieblas que nunca se fueron
Tengo seis años cada veinticinco de Enero
Arráncame el mutismo
Siento esposas alrededor de las muñecas…
Mientras oigo los dos disparos que hirieron mi inocencia
Por la ruta de la perversidad…
Cielos sombríos recuerdan lo que a muchos les conviene olvidar
Arriba te muestran cautivo, golpeado, arrodillado, apuntado
Tiemblo dentro del desconsuelo
Corazones rotos sufren bajo el crimen veraniego
Extraña ráfaga
No todas las cenizas son llevadas por los vientos
Mira, intento moverme, no puedo
El horror realiza visitas que lloro desde niña
La orden de ‘El Tío’ aniquiló juguete, diversión, sonrisa
Fecha ensangrentada
Sueño La Cava
Cómo le explico a Dios que ahí quedó la mitad de mi alma?
Dolor acumulado
Otórgales a los destrozados los abrazos secuestrados
Vierte alivio sobrevolando el país de la injusticia y el caos
Sé que te debo viajes, sé que te debo flores
Paralizada por aquellos últimos minutos…
Podrías perdonarme?
Carezco de tu valentía
Poco a poco veo cómo el sol oscurece las lágrimas
Por favor, déjame sin amanecer…
Al fondo de mi infancia.
Texto: Pasajera Eterna 🖋️
Perfil de la autora
Una síntesis de vida y sus motivaciones, configuran un perfil de la pleno de humanismo, afecto. Así cuenta la poeta:
Mi vínculo con la poesía empezó a temprana edad junto con la danza, pues bailo flamenco, y he dictado clases durante 11 años en la Patagonia. Actualmente resido en Buenos Aires.
Mi vínculo con José Luis Cabezas, a mis 6 años, me impactó muchísimo dejándome 2 días muda para luego pedir a mis padres (madre docente-padre periodista) no llevarme a Pinamar, sitio del crimen. Ellos respetaron mi pedido. Hoy en día sigo sin ir.
Tras un nuevo aniversario que pasó, escribí «LA CAVA» para convertir la herida de mi infancia en poesía.