Ciencia y Tecnología
La empresa reconoció el problema pero no explicó las causas
WhatsApp dejó de funcionar por un par de horas y hubo que manejarse
Escrito el 3 de mayo del 2017 - 00:16
Entre las 17.00 y las 19.30 de este miércoles el popular servicio de mensajería, que cuenta con más de 1.200 millones de usuarios en todo el mundo, dejó de funcionar y se convirtió en tema central de preocupación, comentarios y también risas. La compañía perteneciente a Facebook Inc reconoció el fallo global, afirmó que lo resolvió y se disculpó por medio un escueto comunicado, sin explicar las causas.

"Hoy los usuarios de WhatsApp en todas partes del mundo no pudieron acceder a WhatsApp por varias horas. Nosotros ahora hemos corregido el problema y nos disculpamos por el inconveniente", difundió la empresa.
¿Cuántos usuarios fueron sorprendidos por el fallo? Miles, millones, imposible calcularlo. Al enviar un mensaje por esa vía, ya sea por el teléfono celular o la computadora, vieron que la confirmación quedaba con el signo de pendiente de entrega más tiempo del acostumbrado; volvieron a chequear pasados unos minutos, y siguió así. Media hora y nada. Entonces, verificar la conexión de internet, apagar y volver a encender el aparato, recurrir a otros servicios de mensajería. Todo para asegurarse que no se trataba de un sueño, o más bien, de una pesadilla. WhatsApp, la aplicación estrella del mundo digitalizado, se había apagado.
Los motivos hasta el momento se desconocen, como así también el área precisa que cubrió el problema: unos sostienen que pudo ser producto de la saturación del servicio, otros hacen referencia a que pude deberse a defectos en la configuración del signo de entrega. Lo cierto es que los mensajes se enviaban, pero no llegaban. Y volvían a enviarse...
La situación puso una vez más en evidencia la dependencia cada vez mayor que generan este tipo de aplicaciones. Y en medio de la ansiedad o la ardua paciencia recordó que también hay otras formas de comunicarse y llegar hasta el otro. Como esos simpáticos cartelitos pegados en algunos bares a los que nadie presta mucha atención y que rezan: "no tenemos internet, ahora, hablen".
¿Cuántos usuarios fueron sorprendidos por el fallo? Miles, millones, imposible calcularlo. Al enviar un mensaje por esa vía, ya sea por el teléfono celular o la computadora, vieron que la confirmación quedaba con el signo de pendiente de entrega más tiempo del acostumbrado; volvieron a chequear pasados unos minutos, y siguió así. Media hora y nada. Entonces, verificar la conexión de internet, apagar y volver a encender el aparato, recurrir a otros servicios de mensajería. Todo para asegurarse que no se trataba de un sueño, o más bien, de una pesadilla. WhatsApp, la aplicación estrella del mundo digitalizado, se había apagado.
Los motivos hasta el momento se desconocen, como así también el área precisa que cubrió el problema: unos sostienen que pudo ser producto de la saturación del servicio, otros hacen referencia a que pude deberse a defectos en la configuración del signo de entrega. Lo cierto es que los mensajes se enviaban, pero no llegaban. Y volvían a enviarse...
La situación puso una vez más en evidencia la dependencia cada vez mayor que generan este tipo de aplicaciones. Y en medio de la ansiedad o la ardua paciencia recordó que también hay otras formas de comunicarse y llegar hasta el otro. Como esos simpáticos cartelitos pegados en algunos bares a los que nadie presta mucha atención y que rezan: "no tenemos internet, ahora, hablen".